lunes, abril 03, 2006

Los cinco minutos que echaron a perder una gran oportunidad

El Mensaje de Estado por el Gobernador este lunes me recordó al juego de Jenga: uno invierte largos minutos de esfuerzo en construir y balancear una torre semi-estable para que, en menos de un segundo, un dedo caprichoso y mezquino venga y lo derrumbe.

Así fue el mensaje del Gobernador esta noche. Un trabajo de varias semanas que se destruyó en un espacio de cinco minutos por algo dicho fuera de lugar, en el momento menos apropiado.

Como muchos de los allí presentes, me paré y aplaudí al escuchar como el Gobernador le daba el visto bueno a la reforma fiscal apoyada por la mayoría de los legisladores y los alcaldes. Pese a lo repetitivo de su mensaje (confieso que entre "la hora cero", "el cálculo político" y "el cálculo patriótico" ya me estaba cansando), sentí mi fe renovada ante su compromiso en dejar atrás las disputas partidistas y sacrificar los intereses personales en busca del consenso a favor del país.

Me equivoqué.

Tan pronto escuché las palabras "Por eso, antes de terminar, hay que decir la verdad al país...", ví venir la pelota de nieve rodando desde el tope de la montaña, volviéndose cada vez más grande hasta desatarse en caos. Lo que siguió fue un intercambio poco placentero de observar entre el Gobernador y el Presidente de la Cámara. Me avergoncé tanto por ellos, que no pude ver más y me fui. Hubiera preferido que el discurso terminara justo antes de decir esas palabras y así dejar a los puertorriqueños en una nota alentadora y de confianza para motivarnos a trabajar unidos, algo que es tan necesario en estos momentos, en lugar de lo opuesto.

La verdad, sin datos ni figuras que la sustenten, tiende a ser subjetiva. Sean o no ciertos los planteamientos del Sr. Gobernador sobre Pedro Roselló, la única verdad que resultó de todo esto es que puso en duda las intenciones del Sr. Gobernador.

Por un lado un mensaje fomentando el consenso, por otro lado un mensaje creando discordia. ¿Era necesario traer a Pedro Roselló en el Mensaje de Estado? ¿Estará realmente comprometido el Sr. Gobernador en crear consenso, o es una muestra más de un político que practica la moral en calzoncillos? ¿Habrán sido esos cinco minutos un tranque ingeniado por el propio Gobernador y sus consejeros para que en efecto no se diera lo que él anteriormente había rechazado (el sales tax)?

En otras palabras ¿qué fue lo que le quiso decir el Gobernador a la Asamblea Legislativa y al pueblo de Puerto Rico? 'Aprueba la reforma fiscal como está que yo te la firmo, pero voy a formar un fostró para que el issue se nuble, los procesos se tarden, hasta que vuelva Pedro y prevaleza de nuevo el cálculo político. En otras palabras, 'mi compromiso en dejar a un lado el debate político es cero y mi apoyo a la reforma es condicional'.

Si la intención era que la reforma fiscal pasara a un segundo plano, pues sólo sabremos mañana cuando comparemos la cobertura que los medios le darán al contenido per se de la propuesta vs. la controversia política que desató el mensaje.

Sólo esto es claro: action speaks louder than words. El Sr. Gobernador demostró durante su Mensaje de Estado, en cinco minutos, que no está dispuesto a sacrificar su persona política por el bien del país y que el mensaje que preparó lo usó de papel de inodoro.